29 Ago 2014
agosto 29, 2014

¿Tienes falta de deseo sexual?

Pareja

La falta de deseo sexual o deseo sexual hipoactivo, es la falta de ganas para tener relaciones sexuales. La falta de deseo sexual puede deberse a diferentes causas. Encontrar el motivo nos guiará para planificar la intervención que se debe seguir.

Las causas más frecuentes son:

  • Factores psicosociales: ideas erróneas en relación a la sexualidad. Tabúes y prejuicios, falta de conocimiento sexual.
  • Factores psicológicos: malas experiencias, el estrés y las preocupaciones, falta de capacidad para disfrutar, ideas y pensamientos que nos bloquean, baja autoestima, escrúpulos, expectativas y temores, etc.
  • Trastornos psicológicos. la falta de deseo sexual puede ser un síntoma de otro trastorno; por ejemplo un trastorno del estado de ánimo, como es la depresión. También puede ser síntoma de un TEPT (trastorno de estrés postraumático), etc. En estos casos es imprescindible el tratamiento del trastorno base ya que la falta de deseo sexual es sólo un síntoma de otro problema.
  • Medicación: hay medicamentos que en sus acciones colaterales producen inhibición del deseo sexual.
  • Trastornos médicos (anatómicos, fisiológicos, etc.) que pueden solucionar la falta de deseo sexual con medicación, intervenciones quirúrgicas, etc. Dentro de los trastornos médicos más frecuentes encontramos los perturbaciones hormonales, la diabetes, etc.

En cuanto a los factores psicológicos, el deseo sexual está íntimamente relacionado con los pensamientos.

Los prejuicios y tabúes sociales, hacen que se considere el tener deseo sexual como algo perverso, de baja moral, pecaminoso, malo, etc. Esto forja pensamientos que impide que disfrutemos de algo tan natural como el sexo, generando falta de deseo sexual.

Por ejemplo, muchos siguen considerando que la sexualidad es un acto meramente reproductivo. Pero por la evolución natural las personas encontremos un plus, y mantenemos relaciones sexuales solo para experimentar placer, sin perseguir un fin reproductivo.

Aunque conscientemente no creamos en estos prejuicios y tabúes sociales, muchas veces es una idea tan arraigada, que sigue guiando nuestros actos y condicionando nuestro deseo, de forma inconsciente.

Otro tipo de pensamientos que inhibe nuestro deseo sexual, son los pensamientos de desvalorización hacia uno mismo, (ya sea a nivel físico, mental, conductual, etc.). Una baja autoestima hace que estemos tensos ante nuestra pareja, y que no podamos disfrutar libremente del momento. Y así poco a poco el deseo sexual va desapareciendo. Una pareja que nos desvaloriza, también es causa de descenso del deseo sexual. En este caso, lo mejor es buscar alguien que nos valore y acepte tal como somos.

Los temores o expectativas, en especial en los primeros encuentros, pueden desembocar en malas experiencias. Las malas experiencias condicionan nuestra apreciación, llevándonos a evitar próximos encuentros sexuales y por ende a perder el deseo sexual. Se transforma en un círculo vicioso que carcome nuestro deseo sexual.

Lo mejor es ir abiertos a disfrutar, sin generar falsas expectativas, ni malas, ni buenas. Buenas, porque si son expectativas muy altas puedan desilusionarnos posteriormente; malas, porque pueden impedir que nos relajemos para sentir libremente. Por ejemplo, si vamos pensando que nos dolerá, esteremos tan tensos que seguro que nos duele.

En el tiempo que vivimos con tanta urgencia para todo, nos cuesta ser capaces de tomarnos tiempo para disfrutar. Se busca el coito y el orgasmo como la única finalidad del encuentro sexual, menospreciando el proceso y otras formas de placer. Tener relaciones sexuales de forma rápida, sin darnos tiempo para sentir, acariciar, conectar con el otro, compartir, descubrir, etc. hace que tengamos relaciones pobres, y que no le saquemos todo el beneficio y placer que la sexualidad nos puede proporcionar. Si las relaciones sexuales se transforman en algo mecánico, se favorece la aparición de falta de deseo.

Consejos: Todo nuestro cuerpo está preparado para sentir, no solo nuestros genitales o zonas más erógenas, sino cada centímetro de nuestro cuerpo es capaz de devolvernos sensaciones. Investigar nuestro cuerpo y el de nuestra pareja, para encontrar esas zonas más sensibles, es una forma de ser más conscientes de lo que sentimos para disfrutar más. Nuestra mente es capaz de interpretar todas estas sensaciones y de conectarlas, de manera que se produzca una sintonía sexual que sea placentera; pero para ello es necesario hacer un esfuerzo inicial para empezar a romper con una rutina apagada de placer.

Buscar el momento adecuado, sin prisas ni distracciones, para poder encontrar diferentes formas de disfrutar. Incluir la novedad y el cambio, la imaginación, estímulos y accesorios diferentes (desde libros hasta accesorios sexuales), etc. todo facilitará la aparición del deseo.

También os sugiero que para aumentar la comunicación y conocimiento sobre los gustos de vuestra pareja a nivel sexual, de forma lúdica y sin la tensión de tener que hablar de temas íntimos, probéis con los juegos de conocimiento sexual; hay varios y los venden en las tiendas eróticas.