09 Feb 2015
febrero 9, 2015

La depresión

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La depresión es un trastorno del estado de ánimo caracterizado por síntomas como el abatimiento y el desgano, la tristeza, el decaimiento y falta de fuerzas para hacer tareas diarias, falta de sentido en la vida, falta de interés y motivación, baja autoestima y confianza en sí mismo, sentimiento de inutilidad, culpa, trastorno del humor, dificultades para concentrarse, ideas suicidas, etc. y que limitan la actividad de la vida cotidiana de la persona.

La depresión puede ser un proceso transitorio, por ejemplo dentro del período de duelo normal, o permanente, cuando pasada la situación desencadenante, el trastorno continúa. El tipo de síntomas y su severidad irán en función de la gravedad de la depresión (leve, moderada o grave). 

En muchos casos la depresión es desencadenada por un acontecimiento conocido por la persona, como es una situación traumática o desagradable, la muerte de un ser querido, un accidente, una violación, el acoso psicológico, el maltrato físico, el consumo de algunos medicamentos, drogas y alcohol o simplemente el estrés diario y las preocupaciones. En otros casos, la persona desconoce si hubo un acontecimiento desencadenante, y su origen puede deberse a causas inconscientes, predisposición genética o modelos de aprendizaje poco adaptativos. Estas situaciones producen un desequilibrio psicológico que repercute en la química cerebral, que se traduce en bajos niveles de serotonina, entre otros.

Los factores hormonales y sociales hacen que la depresión en la mujer tenga una mayor incidencia que en el hombre. Tanto el contexto social sexista como las situaciones normales relacionados con los ciclos hormonales en la mujer: el embarazo, el aborto, el parto, la menopausia, etc. son factores que influyen en esta tendencia en especial en aquellas mujeres con tendencia a la depresión.

Otro colectivo susceptible de padecer depresión es el de los ancianos. En algunos casos como antesala de un posible cuadro demencial, en otros como consecuencia del acercamiento al final de la vida y las limitaciones tanto físicas como sociales que en algunos casos debe de soportar, peroen ningún caso se debe considerar la depresión del anciano como un trastorno normal y natural de la etapa de la vida que el envejescente está atravesando. La depresión es un trastorno que se da de forma independiente de la edad y que es necesaria tratarla adecuadamente para evitar un trastorno mayor, o el sufrimiento tanto del propio anciano como de su familia. Está demostrado que la terapia ayuda a atacar este trastorno también en los ancianos. Ver artículo sobre vejez activa.